miércoles, 1 de septiembre de 2010

Dama de las lágrimas negras

Dama de las Lágrimas Negras, ¿por qué sigues llorando? ¿Por qué sigues tratando de alejar tus alegrías para tapar tus miedos? ¿Por qué siempre que recuerdas tu pasado, lo haces con tristeza o anhelo?
Piensa en el futuro, Dama de las Lágrimas Negras.  El pasado sirve para aprender de él, no solamente para lamentarse por lo que pudo haber sido, o lo que ha salido mal.  Recuerda con alegría cada momento de tu vida, porque los momentos son únicos, irrepetibles.  Vive cada noche como si fuera la última, porque la luna nueva, en realidad es vieja, y nunca se volverá a repetir.  Vive cada sueño como si fuera real, porque es en cada uno de ellos en donde se encuentran las respuestas a nuestra vida.  Mira cada flor como si fuera única, porque en realidad lo es.  Mira el cielo todas las mañanas, aunque esté nublado y aprecia la grandeza de tu pequeñez.  Guarda tus tristezas, Dama de las Lágrimas Negras, aunque sientas que las desgracias te empañen la vida, aunque sientas que tu destino ya está marcado, aunque pienses que nunca más podrás ganar siquiera en lo que haz ganado ya, por favor, guarda tus tristezas, jamás dejes que te vean débil.
Mírame con esos ojos que han visto tantas cosas, y que ya no desean ver más.  Mírame por última vez, antes de que me desvanezca entre tus pensamientos, antes de que yo olvide los míos, antes de que mi inspiración desaparezca en tus palabras.  Mírame con esa mirada triste que tienes, esa mirada que no se anima a decir las cosas, pero que sin embargo yo sé leer como un libro abierto.  Mírame con esa mirada profunda, cargada de sentimientos que ya no sabes cómo expresar, cargada de glorias y fracasos, de recuerdos impunes a las memorias.
Déjame tocarte, aunque sea una vez, Dama de las Lágrimas Negras, para sentir la suavidad de tu piel.  Esa piel tan sensible que es lo que más perfectamente te representa.  Esa piel hermosa, pura, que te protege como una pared de cristal.  Déjame tocar tu rostro, para guardar tu expresión entre mis manos, para tenerte siempre feliz, siempre triste conmigo, para poder recordarte cuando no estés, cuando me desvanezca entre tus brazos.
Quisiera poder estar entre tus sábanas.  No dejar que la noche oculte los resabios de tu ser.  Ayudarte a ser quien eres, a descubrirte, a disfrutarte.
No dejaría nunca que te fueras, pero a cada momento te escurres de entre mis dedos como un puñado de arena fina.  Tratar de atraparte es como tratar de parar el viento, como tratar de empuñar el agua.  Sin embargo, siempre regresas.  Siempre regresás a mi para desahogar tus penas, para demostrarte a vos misma lo que necesitás demostrarte a cada noche, cuando no podés verte más, cuando tus pensamientos y tus sueños quedan al descubierto, cuando podés escuchar mi respiración coordinada con la tuya, cuando los bostezos se contagian, y cuando no necesitamos palabras para entendernos.  Siempre regresás para contarte a vos misma cosas que no te animás a contarte sola, para imaginar tu cabeza apoyada en mi pecho, y mis brazos alrededor tuyo, conteníendote, protegiendo esa pared de cristal que sos vos, que es tu piel, que es tu alma tan transparente y sin embargo tan impenetrable.
Dama de las Lágrimas Negras, ¿por qué seguís llorando?

1 comentario: